1. Aumento de superficie: Martillar la muestra hasta convertirla en una lámina aumenta su superficie. Esto significa que hay más átomos en la superficie disponibles para transferir calor, lo que potencialmente conduce a una mejor conducción del calor.
2. Cambios en la estructura cristalina: El proceso de martillado puede introducir defectos y cambios en la estructura cristalina del material. Estos cambios pueden alterar la disposición ordenada de los átomos y dificultar la transferencia eficiente de calor, reduciendo potencialmente la conductividad térmica.
3. Cambios de densidad: El martilleo puede hacer que la muestra se vuelva más densa, lo que puede afectar su conductividad térmica. Los materiales más densos tienden a conducir el calor mejor que los materiales menos densos porque los átomos están más juntos, lo que facilita la transferencia de energía térmica.
4. Impurezas y Defectos: El proceso de martillado puede introducir impurezas o crear defectos en el material, que pueden actuar como barreras al flujo de calor y reducir la conductividad térmica.
En general, el efecto de martillar una muestra de elemento hasta convertirla en una lámina sobre sus propiedades de conducción de calor puede variar según el material específico, el grado de martillado y los cambios resultantes en sus propiedades físicas. Algunos materiales pueden experimentar una conductividad térmica mejorada, mientras que otros pueden presentar una conductividad reducida debido a cambios estructurales o la introducción de defectos.