1. Sólido: En estado sólido, las moléculas se mantienen estrechamente unidas mediante fuertes fuerzas intermoleculares, como enlaces covalentes o enlaces metálicos. Esta disposición produce una forma y un volumen fijos para la sustancia y una fuerte resistencia a la deformación.
2. Líquido: En estado líquido, las moléculas se mantienen unidas mediante fuerzas intermoleculares más débiles, como los enlaces de hidrógeno, las fuerzas de van der Waals o las fuerzas dipolo-dipolo. Esta disposición permite una mayor libertad de movimiento, lo que da como resultado un volumen definido pero no una forma definida. Los líquidos toman la forma del recipiente en el que se encuentran.
3. Gas: En estado gaseoso, las moléculas tienen fuerzas intermoleculares muy débiles o prácticamente no interactúan entre sí. Se mueven libremente ocupando todo el volumen que tienen a su disposición. Los gases no tienen forma ni volumen definidos y se expanden hasta llenar sus contenedores por completo.
4. Plasma: El plasma suele considerarse el cuarto estado de la materia, aunque no se encuentra con tanta frecuencia en condiciones normales. En el plasma, los electrones son arrancados de sus respectivos átomos o moléculas, dejando atrás iones cargados positivamente y electrones que se mueven libremente. Este estado altamente energético de la materia se observa comúnmente en estrellas, bombillas fluorescentes y otros ambientes de alta temperatura o cargados eléctricamente.