Cuando intentas detener una pelota que rueda, estás aplicando una fuerza a la pelota que es opuesta a la dirección de su movimiento. Esta fuerza hace que la pelota desacelere, pero la inercia rotacional de la pelota resiste esta desaceleración. La pelota seguirá rodando hasta que la fuerza que apliques sea mayor que la fuerza de fricción entre la pelota y la superficie sobre la que rueda.
La cantidad de fuerza necesaria para detener una pelota que rueda también depende de la velocidad de la pelota. Cuanto más rápido rueda la pelota, mayor será la fuerza necesaria para detenerla. Esto se debe a que la inercia rotacional de la pelota aumenta con su velocidad.
Además de la inercia rotacional, el coeficiente de fricción entre la bola y la superficie sobre la que rueda también afecta la dificultad para detenerse. Cuanto mayor sea el coeficiente de fricción, más fácil será detener la pelota. Esto se debe a que el coeficiente de fricción representa la cantidad de resistencia entre la bola y la superficie, y cuanto mayor sea el coeficiente de fricción, mayor será la resistencia.