Consideremos un material compuesto por numerosos dipolos magnéticos diminutos, análogos a barras magnéticas microscópicas con un polo norte y un polo sur. Cuando se exponen a un fuerte campo magnético externo, estos dipolos tienden a alinearse a lo largo de las líneas de campo, de forma muy similar a como las agujas de una brújula se alinean con el campo magnético de la Tierra. Esta alineación cancela efectivamente los campos magnéticos creados por los polos sur individuales, dejando solo el efecto colectivo de los polos norte.
A medida que el campo magnético externo se fortalece, esta alineación se vuelve más pronunciada y el material comienza a comportarse como un monopolo magnético. Los polos sur están efectivamente ocultos o anulados por el fuerte campo magnético, dejando tras de sí una carga magnética general "similar al norte". Este fenómeno suele denominarse "congelación" de los dipolos magnéticos.
Lo contrario también es cierto. Si un material exhibe un comportamiento monopolar magnético, la aplicación de un campo magnético suficientemente fuerte puede hacer que los monopolos se dividan en dipolos, descongelando las cargas magnéticas individuales. Este proceso subraya la delicada interacción entre dipolos y monopolos magnéticos y resalta el papel de los campos magnéticos externos en la configuración de su comportamiento.
Si bien los monopolos magnéticos siguen siendo difíciles de alcanzar como partículas independientes, el concepto de dipolos magnéticos "congelados" ofrece una visión tentadora de un mundo donde estas entidades magnéticas únicas emergen efectivamente del comportamiento colectivo de estructuras magnéticas más convencionales.