El estudio del MIT se centró en el telururo de bismuto (Bi2Te3), un material termoeléctrico de uso común. Los investigadores introdujeron diferentes tipos de impurezas en Bi2Te3 y luego caracterizaron las propiedades mecánicas del material, incluida la dureza, la tenacidad a la fractura y el módulo de Young.
El estudio reveló que añadir impurezas al Bi2Te3 puede alterar significativamente sus propiedades mecánicas. Por ejemplo, la adición de impurezas de antimonio (Sb) aumentó la dureza y la tenacidad a la fractura del material, al tiempo que redujo su módulo de Young. Por otro lado, la adición de impurezas de selenio (Se) tuvo el efecto contrario, disminuyendo la dureza y la tenacidad a la fractura del material pero aumentando su módulo de Young.
Estos hallazgos proporcionan información valiosa sobre la relación entre las impurezas y las propiedades mecánicas de los materiales termoeléctricos. Seleccionando y controlando cuidadosamente el tipo y la concentración de impurezas, es posible optimizar las propiedades mecánicas de estos materiales para aplicaciones específicas. Esto podría conducir al desarrollo de dispositivos termoeléctricos más robustos y duraderos.
Las implicaciones del estudio van más allá del campo de los materiales termoeléctricos. Los hallazgos resaltan la importancia de considerar las propiedades mecánicas de los materiales al diseñar y desarrollar materiales funcionales para diversas aplicaciones. Al comprender cómo las impurezas influyen en las propiedades mecánicas, los investigadores e ingenieros pueden crear materiales que satisfagan las demandas específicas del uso previsto.