Cuando se considera una catapulta, quizás la primera imagen que viene a la mente es un palo bifurcado, una banda de goma y una roca que comprende el juguete y la herramienta atemporales conocidos como tirachinas. Durante muchos siglos, la tecnología de catapulta se convirtió en algo muy diferente a un pequeño objeto portátil para lanzar rocas.
TL; DR (demasiado largo; no se leyó)
Las catapultas evolucionaron de simples hondas a armas de asedio. Hoy en día, las catapultas se pueden usar para lanzar aviones desde portaaviones o para demostrar física y matemáticas a los estudiantes.
Breve historia de las catapultas
Las catapultas surgieron en la antigua Grecia alrededor del 399 a. C., según el siglo I a. antes de Cristo historiador Diodoros. Una catapulta presentada en el asedio de Motya en 397 a. C., que cambió para siempre la guerra de artillería. Las catapultas evolucionaron a partir de dispositivos de arco compuestos portátiles llamados gastraphetes y máquinas de arco más grandes. Las catapultas de torsión surgieron alrededor de 50 años después. Utilizadas para disparar flechas, estas catapultas, llamadas eutitonas, estaban hechas de brazos y marcos de madera con resortes y un mecanismo de disparo. Las catapultas arrojadizas (palintones) representaron un cambio de diseño. Estas catapultas eran mucho más grandes y podían ser manipuladas para disparar flechas o piedras. Finalmente, la palabra "balista" se convirtió en sinónimo de catapulta palintona. Surgieron catapultas mucho más grandes, especialmente en el año 69 d. C. bajo el reinado de Trajano, cuando se utilizó una enorme ballesta para demoler una línea enemiga en la segunda batalla de Cremona. Las máquinas de proyección de piedra de un solo brazo llamadas escorpiones fueron entonces favorecidas.
Armas de guerra
La catapulta dominó durante siglos como un arma de guerra que induce el miedo. Las catapultas abovedaron objetos incendiarios, flechas, piedras de todos los tamaños e incluso cadáveres y vectores de pestilencia dentro o sobre los muros del castillo. Las catapultas representaban objetos de destreza tecnológica y poderío militar, y los gobernantes celebraron a los primeros ingenieros y matemáticos involucrados en la fabricación de catapultas. Antes de la llegada del uso regular de la pólvora, las catapultas aparecían en una especie de carrera armamentista entre los gobernantes. Las catapultas perduraron durante la Edad Media como armas de asedio; incluso en la Primera Guerra Mundial, las catapultas se usaron en la guerra de trincheras.
A mediados del siglo XX, las catapultas llegaron a los portaaviones. Enormes catapultas a vapor, de cientos de pies de largo, lanzaron aviones desde las cortas pistas de los transportistas. El gran tamaño de las catapultas de vapor resultó ser una responsabilidad, ocupando un espacio significativo y requiriendo la cantidad perfecta de vapor para lanzar aviones dependiendo de su peso. En el siglo XXI, surgió una nueva tecnología que utiliza catapultas de aviones: el Sistema de lanzamiento de aeronaves electromagnéticas (EMALS). EMALS no requiere vapor, sino que usa trineos que empujan y tiran electromagnéticamente de la catapulta hasta que la nave está en el aire. Estos EMALS pueden operar en rápida sucesión y son más eficientes que sus predecesores a vapor. Permiten el lanzamiento de aviones más pesados desde los transportistas, lo que aumenta la capacidad de alcance y ataque.
Catapultas en Educación
Las catapultas representan excelentes herramientas para diversas necesidades educativas. Con la preponderancia de los programas escolares de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), las catapultas permiten a los educadores demostrar una amplia gama de temas de discusión.
Los educadores usan catapultas para demostrar la física con el movimiento de proyectiles de las catapultas. Incluso el uso de cuerdas y malvaviscos les da a los estudiantes la oportunidad de observar la gravedad, así como la energía potencial y cinética en el trabajo. Probar los diseños de catapulta ofrece información sobre las propiedades de los materiales.
Las catapultas proporcionan una educación en el mundo real en matemáticas, particularmente geometría y álgebra. Lanzar un proyectil con una catapulta muestra el arco geométrico conocido como la parábola. Además de calcular la fuerza de gravedad que experimenta un proyectil, los estudiantes pueden usar ecuaciones cuadráticas para construir una mejor catapulta. Involucrar a los estudiantes con ejemplos de catapultas del mundo real ofrece muchas oportunidades para pensar fuera del libro de texto, y los alienta a expandir su enfoque a los problemas de matemáticas y ciencias. Como ejemplo clásico de catapultas de juguete, existen formas de catapultas más grandes y llamativas que ofrecen entretenimiento. Prevaleciente en otoño, el "chuckkin de calabaza" o "punkin chunkin" usa catapultas para lanzar calabazas al aire. Esto se ha convertido en una tradición otoñal, con concursos y espectadores celebrando una tecnología antigua de una manera nueva y divertida.