STM implica escanear una punta afilada sobre la superficie de un material para crear una imagen tridimensional de la superficie. La punta es tan afilada que puede detectar átomos individuales y las imágenes resultantes pueden usarse para determinar la disposición de los átomos en la superficie.
Las imágenes de hielo STM revelaron que la superficie del hielo no es tan lisa como parece a simple vista. En cambio, está cubierto de pequeñas protuberancias y crestas, causadas por la forma en que están dispuestas las moléculas de agua.
Cuando las moléculas de agua se congelan, forman una estructura cristalina, con las moléculas dispuestas en un patrón regular. Sin embargo, la estructura del hielo no es perfecta y, a menudo, existen defectos en la red cristalina. Estos defectos crean pequeñas protuberancias y crestas en la superficie del hielo, que pueden hacer que parezca resbaladizo.
La resbaladiza del hielo también se ve afectada por la forma en que las moléculas de agua interactúan con la superficie. Cuando las moléculas de agua entran en contacto con el hielo, pueden formar una fina capa de agua líquida en la superficie. Esta capa de agua puede actuar como lubricante, reduciendo la fricción entre el hielo y otros objetos.
Los hallazgos de este estudio proporcionan una mejor comprensión de la estructura a nivel atómico del hielo y cómo contribuye a que el hielo sea resbaladizo. Este conocimiento podría conducir al desarrollo de nuevos materiales que sean más resistentes al deslizamiento o que tengan otras propiedades deseadas.
Además de sus implicaciones para comprender la resbaladiza del hielo, este estudio también proporciona una nueva herramienta para estudiar la estructura de otros materiales a nivel atómico. STM se puede utilizar para obtener imágenes de la superficie de una amplia variedad de materiales y los resultados se pueden utilizar para comprender sus propiedades y comportamiento.