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    ¿Tras el olor de un acelerador de partículas prehistórico?
    Los científicos están investigando indicios de lo que podría ser evidencia de un acelerador de partículas de alta energía que funcionó hace miles de millones de años. Si se confirma, este objeto, denominado Origen, rompería muchos paradigmas existentes y al mismo tiempo abriría vislumbres sin precedentes del cosmos de alta energía de antaño.

    En el centro de su investigación se encuentra la galaxia M87, famosa por albergar el agujero negro supermasivo Sagitario A*. M87 se encuentra a 55 millones de años luz de la Tierra, en el centro del gran y majestuoso cúmulo de galaxias de Virgo. Los astrónomos que realizan observaciones profundas realizadas con los telescopios de rayos X XMM-Newton y Chandra están buscando evidencia de fenómenos de energía extremadamente alta alrededor de M87 que respaldarían la existencia de Origin.

    Su atención se centra en dos lóbulos colosales que se extienden a varios millones de años luz y están colocados simétricamente a ambos lados de la galaxia. Los astrónomos creen que el material que fluye desde Sagitario A* infló estas burbujas gigantes de gas caliente que ahora emiten abundantes rayos X, que proporcionan información invaluable sobre su dinámica y origen.

    Una pista que destaca implica el descubrimiento de burbujas emisoras de radio que se superponen estrechamente con sus homólogos de rayos X. Una correspondencia tan estrecha no se ha observado en ningún otro lugar, lo que implica un poderoso motor cósmico que alimenta ambos fenómenos. Esta correlación lleva a los astrofísicos a plantearse si este motor también podría producir partículas altamente energéticas similares a las producidas por el Gran Colisionador de Hadrones del CERN en la Tierra.

    Si así fuera, estas partículas aceleradas podrían chocar con fotones de fondo de baja energía y aumentar sus energías a niveles de rayos X mediante un proceso llamado dispersión Compton inversa. Esta transformación proporciona una motivación convincente para profundizar en los datos de rayos X dentro y alrededor de estos lóbulos gigantes de rayos X para buscar signos reveladores de este efecto de dispersión.

    Además, las observaciones del Telescopio Espacial Fermi de Rayos Gamma de la NASA proporcionan indicios tentadores de que la emisión de rayos gamma se extiende más hacia el interior de los lóbulos, lo que refuerza la sospecha de que alguna forma de actividad altamente energética está dando forma a esta vecindad de galaxias.

    Estas intrigantes correlaciones merecen un mayor escrutinio. Aunque el análisis de datos actual se inclina hacia la presencia de procesos tan exóticos en el espacio, es esencial obtener información más definitiva y estudios que lo corroboren para llegar a conclusiones sólidas. Si Origen se manifiesta en futuras investigaciones profundas, marcará un hito transformador en la astrofísica, revelando toda una dimensión de eventos cósmicos mucho más extremos que los aceleradores de partículas actuales o incluso los colosales agujeros negros que esperan comprender.

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