Otro aspecto clave es la comunicación y la resolución de conflictos. La mala comunicación y las estrategias ineficaces de resolución de conflictos pueden contribuir a problemas en las relaciones y a una eventual ruptura. Cuando las parejas no pueden expresar sus pensamientos, sentimientos y preocupaciones de manera efectiva, o cuando los conflictos no se resuelven de manera constructiva, se puede crear tensión en la relación y dificultar el mantenimiento de una conexión saludable.
Además, las diferencias en valores, metas y prioridades de vida también pueden provocar rupturas en las relaciones. Cuando las parejas tienen expectativas no coincidentes o objetivos a largo plazo incompatibles, puede resultar difícil encontrar puntos en común y construir juntos un futuro compartido.
Otro factor relevante es la influencia de circunstancias externas, como estrés financiero, infidelidad, falta de apoyo de amigos y familiares, o cambios en las circunstancias de la vida (p. ej., pérdida de empleo, reubicación, etc.). Estos factores estresantes externos pueden ejercer presión adicional sobre una relación y contribuir a su ruptura.
Es importante tener en cuenta que las rupturas son complejas y pueden verse influenciadas por multitud de factores. Las razones mencionadas anteriormente proporcionan algunas ideas desde una perspectiva científica, pero no existe una explicación única que se aplique a todos los casos.