Si ocurriera un terremoto mientras volaba en un avión, es poco probable que sintiera algún temblor significativo. Dependiendo de la magnitud y la distancia del epicentro del terremoto desde su trayectoria de vuelo, es posible que experimente un ligero golpe o perturbación, pero generalmente no es motivo de preocupación. Los aviones están diseñados para soportar y soportar vibraciones y turbulencias, y la probabilidad de daños estructurales debido a un terremoto es mínima. Durante estos eventos se prioriza la seguridad de la tripulación y los pasajeros.