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    Parásitos antiguos muestran que la limpieza puede haber estado al lado de la enfermedad
    Durante milenios, los seres humanos hemos estado librando una guerra contra los gérmenes, con el objetivo de mantener limpios nuestros cuerpos y entornos para salvaguardar nuestra salud. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista "Current Biology" sugiere que nuestra obsesión moderna por la limpieza puede tener algunas consecuencias inesperadas. Al rastrear la evolución genética de los parásitos a lo largo de la historia humana, los investigadores han descubierto que los humanos pueden haberse beneficiado de vivir más cerca de la suciedad.

    El estudio analizó el ADN de parásitos antiguos encontrados en coprolitos humanos (heces fosilizadas) que se remontan a miles de años. Los investigadores pudieron extraer material genético de huevos de oxiuros, trematodos intestinales y lombrices intestinales, lo que proporcionó información sobre la relación entre las prácticas de higiene humana y las infecciones parasitarias a lo largo del tiempo.

    Los hallazgos revelaron una tendencia sorprendente:a medida que las sociedades humanas pasaron de estilos de vida cazadores-recolectores a estilos de vida agrarios y finalmente se asentaron en ciudades, la prevalencia de ciertas infecciones parasitarias disminuyó. Esta disminución fue particularmente notable para los parásitos transmitidos a través del contacto directo con heces humanas, lo que sugiere que las mejoras en el saneamiento desempeñaron un papel en la reducción de su propagación.

    Sin embargo, el estudio también encontró que la disminución de un conjunto de parásitos fue acompañada por el aumento de otro. A medida que los humanos se aislaron cada vez más de sus propios desechos, se volvieron más susceptibles a las infecciones parasitarias transmitidas a través del suelo, el agua y los alimentos contaminados. Estas incluían infecciones causadas por anquilostomas, tricocéfalos y trematodos hepáticos.

    Esta relación inversa entre ciertas infecciones parasitarias pone de relieve una interacción compleja entre las prácticas de higiene y la salud humana. Si bien la reducción de la exposición a los parásitos mediante la mejora del saneamiento ha tenido indudablemente efectos positivos, también puede haber creado inadvertidamente nuevas oportunidades para que florezcan otras infecciones parasitarias.

    Los investigadores señalan que este cambio en la prevalencia de parásitos puede haber tenido consecuencias más amplias para la evolución y adaptación humana. Por ejemplo, podría haber influido en el comportamiento humano, las interacciones sociales e incluso nuestra susceptibilidad a determinadas enfermedades.

    Los hallazgos desafían nuestras nociones convencionales de limpieza y sugieren que es posible que sea necesario revisar la "hipótesis de la limpieza", que postula que nuestro éxito evolutivo se deriva de nuestra capacidad para evitar parásitos y patógenos. Más bien, puede ser que un cierto nivel de exposición a parásitos y microorganismos, dentro del contexto de la higiene general, pueda ser beneficioso para la salud y el bienestar humanos.

    Como enfatiza el estudio, lograr una salud óptima requiere un enfoque equilibrado de saneamiento e higiene que minimice la exposición a parásitos dañinos y al mismo tiempo permita interacciones microbianas beneficiosas. Comprender la intrincada relación entre los humanos y los parásitos a lo largo de la historia puede informar nuestras estrategias modernas para la prevención de enfermedades y las intervenciones de salud pública, lo que en última instancia conducirá a una coexistencia más saludable y sostenible entre los humanos y el mundo microbiano.

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