La creciente demanda mundial de baterías se debe en gran medida al rápido aumento de los productos portátiles que consumen energía, como teléfonos celulares y cámaras de video, juguetes y computadoras portátiles. Cada año, los consumidores eliminan miles de millones de baterías, todas con materiales tóxicos o corrosivos. Algunas baterías contienen metales tóxicos como cadmio y mercurio, plomo y litio, que se convierten en desechos peligrosos y representan una amenaza para la salud y el medio ambiente si se eliminan de manera incorrecta. Los fabricantes y minoristas están trabajando continuamente para reducir el impacto ambiental de las baterías mediante la producción de diseños que son más reciclables y contienen menos materiales tóxicos. El impacto ambiental global de las baterías se evalúa en términos de cuatro indicadores principales. Estos indicadores distinguen aún más el impacto de las baterías desechables y recargables.
Consumo de recursos naturales
La producción, el transporte y la distribución de baterías consumen recursos naturales, contribuyendo así a un agotamiento acelerado de los recursos naturales. Las baterías recargables consumen menos recursos naturales no renovables que las baterías desechables porque se necesitan menos baterías recargables para proporcionar la misma cantidad de energía.
Cambio climático y calentamiento global
El aumento de la temperatura promedio de la superficie de la Tierra es causado por un efecto creciente de gases de efecto invernadero. La fabricación y el transporte de baterías emite gases de escape y otros contaminantes a la atmósfera, lo que contribuye al efecto invernadero. Por unidad de energía entregada, las baterías recargables contribuyen menos al calentamiento global que las baterías desechables. Esto se debe a que hay menos emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la fabricación y el transporte de baterías recargables.
Contaminación fotoquímica por smog y acidificación del aire
Los contaminantes del escape sufren reacciones fotoquímicas que producen sustancias químicas tóxicas que incluyen ozono, otros gases nocivos y partículas. sustancias Las inversiones térmicas asociadas con las grandes ciudades pueden conducir a una acumulación peligrosa de smog fotoquímico, que se sabe que causa muertes humanas. La acidificación del aire es la acumulación de sustancias ácidas en partículas atmosféricas. Estas partículas, depositadas por la lluvia, tienen un impacto en el suelo y los ecosistemas. Las baterías recargables contribuyen menos a estos efectos atmosféricos que las baterías desechables porque contribuyen menos a la contaminación del aire.
Ecotoxicidad y contaminación del agua
Los riesgos tóxicos potenciales están asociados con la emisión de químicos de baterías en los ecosistemas acuáticos. La manipulación inadecuada o descuidada de las baterías usadas puede provocar la liberación de líquidos corrosivos y metales disueltos que son tóxicos para las plantas y los animales. La eliminación inadecuada de las baterías en los vertederos puede provocar la liberación de sustancias tóxicas en las aguas subterráneas y el medio ambiente.
Reciclaje
Alrededor del 90 por ciento de las baterías de plomo-ácido ahora se reciclan. Las empresas de recuperación envían baterías trituradas a las instalaciones para su reprocesamiento y fabricación de nuevos productos. Las baterías de plomo no automotrices, que son aceptadas por muchas compañías automotrices y agencias de desechos, están sujetas a los mismos procesos de reciclaje. Varias compañías de recuperación en los Estados Unidos ahora procesan todo tipo de baterías de celda seca, tanto desechables como recargables, incluidas las alcalinas y de carbono-zinc, óxido de mercurio y óxido de plata, zinc-aire y litio.