La práctica de nombrar los huracanes data de hace cientos de años. Debido a que los huracanes son poderosas tormentas que pueden durar semanas y recorrer cientos de millas, darles un nombre permite a los pronosticadores dar advertencias e información al público sobre estos eventos peligrosos. Con los años, la autoridad para nombrar estas tormentas ha cambiado de manos varias veces.
Orígenes
Originalmente, no había una autoridad central para nombrar los huracanes. En las Indias Occidentales, si una tormenta golpeaba el día de la fiesta de un santo en particular o cerca de esa, el público a menudo se referiría a la tormenta con el nombre de ese santo. Otras tormentas recogieron los nombres de criaturas mitológicas u otras figuras. A principios del siglo XX, un pronosticador australiano comenzó a nombrar tempestades debido a los políticos particularmente desagradables en su país, lo que permitió a los meteorólogos descifrar chistes de doble sentido sobre el comportamiento de las tormentas.
EE. UU. Oficina Meteorológica
En 1950, el Buró Meteorológico de EE. UU. Comenzó a nombrar los sistemas que alcanzaron niveles de tormenta tropical. Debido a que el USWB era una consecuencia de los militares, los primeros sistemas de nombres usaban el alfabeto fonético militar, llamando a la primera tormenta Able, a la segunda Baker, y así sucesivamente. Los cambios en el alfabeto fonético llevaron a la oficina a adoptar un sistema de nombres de mujeres en 1953, comenzando con Alicia. En 1960, la oficina meteorológica tenía cuatro listas rotatorias de nombres en orden alfabético, omitiendo nombres que comenzaban con Q, U, X, Y y Z. En este sistema, la oficina numeraba cada depresión tropical, solo asignando a la tormenta un nombre si alcanzó la fuerza de la tormenta tropical con velocidades del viento de al menos 35 nudos (40 mph). La oficina también comenzó la práctica de retirar los nombres de las tormentas que causaron daños significativos o pérdida de vidas.
Administración Oceanográfica y Atmosférica Nacional
En 1970, los Estados Unidos crearon la Oficina Nacional Oceanográfica y Atmosférica. Administración, una organización preocupada por la condición del agua y el aire en el planeta. El pronóstico del tiempo se convirtió en una parte de las responsabilidades de la NOAA, y en 1972, la organización instituyó nueve nuevas listas de nombres de huracanes, aún utilizando los nombres de las mujeres para las tormentas. Bajo presión de grupos de mujeres y organizaciones internacionales, la NOAA cedió la autoridad para nombrar los huracanes a la Organización Meteorológica Mundial en 1977.
Organización Meteorológica Mundial
En 1978, la Organización Meteorológica Mundial comenzó una nueva práctica de nombrar huracanes, alternando nombres masculinos y femeninos para tormentas en el Pacífico. La temporada de 1979 vio nombres masculinos utilizados en el Atlántico por primera vez, comenzando con Bob. La OMM generó seis listas anuales de nombres de huracanes, incluidos algunos nombres en español y francés para representar a las otras culturas prominentes en las áreas afectadas por las tormentas, y continuó la práctica de retirar nombres particularmente infames. En 2002, la organización comenzó a asignar nombres a las depresiones tropicales que parecían elevarse al nivel de tormenta tropical, una práctica que vio la lista agotada durante la ocupada temporada de huracanes de 2005. Después del huracán Wilma, la organización nombró a las seis tormentas restantes con letras del alfabeto griego.