El compuesto químico trinitrotolueno, o TNT como se lo conoce más comúnmente, fue creado por primera vez en 1863 por el químico alemán Joseph Wilbrand, que intentaba teñir. Para desarrollar completamente su potencial como un explosivo, TNT fue sometido a varios años de pruebas y experimentación por varios químicos después de su descubrimiento inicial.
Una cadena de avances
El descubrimiento de tolueno - un hidrocarburo aromático utilizado como disolvente - por Pierre-Joseph Pelletier y Philippe Walter en 1837 fue un precursor necesario de TNT. Después de la creación del TNT crudo de Wlbrand, los químicos Friedrich Beilstein y A. Kuhlberg produjeron el isómero 2,4,5-trinitrotolueno en 1870. Los isómeros son sustancias con fórmulas moleculares idénticas, pero con configuraciones diferentes de los átomos que las componen y, por lo tanto, propiedades diferentes. Este avance fue seguido por la preparación de Paul Hepp de 2,4,6-trinitrotolueno puro en 1880. Alemania añadió aluminio a este último isómero de trinitrotolueno en 1899 para producir una composición explosiva, que suplantó el ácido pícrico de uso común como el compuesto explosivo preferido para Primera Guerra Mundial
Explosivo Superior de Guerra
TNT demostró ser superior para aplicaciones militares, ya que era más seguro de manejar que los compuestos alternativos. TNT no es tan fuerte como un explosivo como el ácido pícrico, pero cuando se usa en proyectiles, es más probable que explote después de penetrar la armadura en lugar de al impactar, causando el máximo daño a la nave enemiga. Un punto de fusión de 80 grados Celsius permitió que el TNT fundido se vierta en las conchas con una menor probabilidad de explosión accidental. Cuando los ejércitos británico y americano adoptaron el uso de TNT por parte de Alemania, el suministro limitado de tolueno necesario para producir el explosivo no logró satisfacer la creciente demanda mundial.
Desarrollo continuo
Los químicos desarrollaron TNT combinando diferentes sustancias con el compuesto en proporciones variables con el fin de requerir menos tolueno, extendiendo así un suministro dado de explosivos. Por ejemplo, la adición de nitrato de amonio a TNT creó un amatol que se usó en proyectiles altamente explosivos y más tarde en minas de la Segunda Guerra Mundial. El rendimiento explosivo de TNT se incrementó con la adición de 20 por ciento de aluminio, produciendo otro derivado llamado minol. Un ejemplo de la larga lista de otros explosivos que incorporan TNT es la Composición B, utilizada para proyectiles, cohetes, minas terrestres y cargas perfiladas.
Gestión de la toxicidad de TNT
El mayor uso de TNT aumentó la necesidad investigar los niveles de toxicidad de la sustancia y crear protocolos de seguridad para su fabricación, almacenamiento y eliminación. Durante la Primera Guerra Mundial, los trabajadores expuestos sufrieron anomalías hepáticas, anemia y otros daños de glóbulos rojos y complicaciones respiratorias. Trinitrotolueno se absorbe fácilmente a través del contacto directo o polvo y vapor en el aire, lo que puede causar dermatitis, eczema y manchas amarillas en las uñas, la piel y el cabello. Algunos estudios previos a la Segunda Guerra Mundial teorizaron que una mejor nutrición aumentaría la resistencia a los efectos tóxicos del compuesto, pero esta afirmación fue incorrecta durante la guerra.