Cuando los organismos se reproducen sexualmente, producen descendencia con características que se diferencian por generaciones. Se cree que estas diferencias aumentan las posibilidades de que una especie pueda sobrevivir con el tiempo en un entorno cambiante. Sin embargo, otras formas de reproducción también ofrecen beneficios contra las amenazas ambientales. La partenogénesis, en la que un óvulo no fecundado de una madre se convierte en un individuo, permite que ciertos insectos, lagartos, peces e incluso plantas se reproduzcan asexualmente y prosperen a pesar de los desafíos.
ahorra tiempo y energía
Una mujer que se reproduce utilizando partenogénesis no necesita un varón; sus huevos se convierten en clones. Esto significa que en lugar de buscar pareja o participar en presentaciones de cortejo, una mujer partenogenética puede pasar más tiempo y energía buscando comida y refugio mientras esos recursos son abundantes. Los áfidos, por ejemplo, cambian a partenogénesis en verano, cuando los días son más largos y hay muchas hojas verdes para comer.
Aumenta el tamaño de la población
Sin necesidad de machos, los partenógenos pueden reproducirse más rápido que especies que se reproducen sexualmente De hecho, un grupo de hembras partenogenéticas puede producir un cierto número de crías con solo la mitad de padres que un grupo de animales sexualmente reproductores de tamaño similar. En otras palabras, como sugiere Jeroen Gerritsen de la Universidad de Georgia en un artículo publicado en "The American Naturalist", "un clon asexual [puede] crecer el doble de rápido que una población sexual".
Ayuda a los genes favorables
Sin embargo, el tamaño por sí solo no hace que una población tenga éxito. La reproducción sexual fomenta la variedad y mantiene los rasgos que podrían ser útiles contra futuras amenazas. Como los vástagos de un partenógeno son clones, portan todos los genes de la madre. Si un animal ha encontrado un hábitat confortable, la partenogénesis asegurará que los genes que lo hacen tan exitoso en ese entorno continúen en las generaciones posteriores.
Favorece la expansión de la población
La partenogénesis también puede ser útil fuera de una ambiente estable. Mientras estudiaba árboles de espino blanco del noreste del Pacífico partenogenético, E.Y.Y. Lo y sus colegas de la Universidad de Toronto notaron que las células de embriones no producidos por fertilización mediante polinización en realidad contenían más ADN que los de árboles relacionados con la reproducción sexual. Su investigación los llevó a sugerir que la necesidad de soportar más material genético puede ayudar a estos árboles a almacenar más nutrientes y crecer más rápidamente, permitiéndoles colonizar una gama más amplia de hábitats.
Promueve la investigación médica
La partenogénesis se discute más a menudo como un fenómeno que ayuda a las especies a sobrevivir en el mundo natural. Sin embargo, el mundo de la medicina también ha tomado nota de la partenogénesis. A lo largo de la última década, los investigadores han estado examinando formas de alentar a los óvulos humanos a comenzar el desarrollo sin ser fertilizados, con el objetivo de producir células madre para la investigación genética. Si tienen éxito, la partenogénesis puede incluso ayudar a los seres humanos a prosperar.