Crédito:Universidad de Córdoba
En el terreno donde se ubica Córdoba en el siglo XXI, dos ciudades convivieron en el pasado, cada uno en una colina. Se ubicó una ciudad ibérica donde hoy se encuentra el Parque Cruz Conde, y una ciudad romana, que fue fundada en un momento posterior, se encontraba a unos 500 metros de distancia. La arqueología ha tenido que depender de estudios geológicos hasta ahora para determinar cómo se desarrolló la ciudad a lo largo de la historia, pero ahora, gracias a la tecnología LiDAR, Se han obtenido imágenes tridimensionales que muestran cómo era la tierra donde se encuentra Córdoba antes de la llegada de los humanos.
Antonio Monterroso, una historia del arte, Investigador del Departamento de Arqueología y Música de la Universidad de Córdoba, utilizó datos de un vuelo LiDAR específico por primera vez. Este vuelo fue realizado por el National Geographic Institute (abreviado IGN en español) en 2016 y cubrió toda España. Los datos se utilizaron para analizar la morfología de una ciudad ya construida. Estos datos son de acceso público y han llevado a la detección aérea de varios yacimientos arqueológicos fuera de enclaves urbanos en España, pero se subestimó el potencial de esta herramienta a la hora de analizar ciudades históricas.
La tecnología LiDAR láser aérea es un desarrollo reciente. Un pequeño avión sobrevuela un área y arroja millones de puntos de luz y los usa para calcular la altura a la que se encuentran los objetos con los que chocan. Estos objetos pueden ser árboles, montañas o edificios. Esto proporciona una imagen tridimensional del área que se está estudiando.
Córdoba es una ciudad urbanizada, por lo que estos datos aparentemente no proporcionan ninguna información arqueológica, debido al hecho de que la mayoría de las ruinas están enterradas debajo de los nuevos edificios. Sin embargo, si estos datos se filtran y solo se eligen los que llegan al suelo, sin tener en cuenta los puntos que chocan con las características urbanas, se pueden utilizar para generar una imagen tridimensional del terreno real donde se encuentra la ciudad.
De este modo, Antonio Monterroso Checa pudo recrear digitalmente la geomorfología de la zona donde se ubica Córdoba antes de que se cubriera de edificios. En las imagenes se ve claramente cómo primero la ciudad ibérica y luego la romana aprovecharon la forma del terreno para construir sus asentamientos. El primero estaba ubicado en una colina, que hoy se llama Cerro Los Quemados, mientras que este último se construyó en una colina menos empinada más al noreste. Las imágenes también muestran cómo se ubicaban estos dos asentamientos junto al antiguo cauce del río Guadalquivir, que estaba más al norte de lo que es hoy. En la época romana y medieval, una vez que el río tomó su forma actual, la ciudad se extendía sobre lo que había sido el antiguo cauce del río, y se construyeron altos cimientos y fortificaciones para evitar inundaciones.
Hasta ahora, las huellas de este antiguo cauce del Guadalquivir sólo habían sido reveladas mediante estudios arqueológicos que detectaron indicios de inundaciones en la zona y la presencia de arena subterránea. Gracias a la investigación de Monterroso, ahora podemos ver esta evidencia digitalmente de una manera más clara y gráfica.
Esta es la primera parte de una investigación mucho más amplia que Antonio Monterroso está realizando en la provincia de Córdoba. Actualmente se encuentra inmerso en el estudio de datos LiDAR del IGN alrededor del sitio histórico de Medina Azahara y sus alrededores. El objetivo de este trabajo es seguir descubriendo nueva información sobre el patrimonio mundial que guarda la histórica ciudad de Córdoba.