No hay duda de que las iniciativas DEI pueden ser controvertidas y existe un debate válido sobre el equilibrio adecuado entre la libertad de expresión y la inclusión en el campus. Sin embargo, también hay evidencia de que las iniciativas DEI pueden tener un impacto positivo en el aprendizaje. Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de California en Berkeley encontró que los estudiantes que asistieron a un taller sobre diversidad tenían más probabilidades de participar en el pensamiento crítico y tener una actitud más positiva hacia la diversidad. Además, un estudio realizado por la Asociación Nacional de Educación encontró que los estudiantes de escuelas con un fuerte enfoque en la diversidad y la inclusión tenían más probabilidades de lograr logros académicos y de sentirse conectados con su comunidad escolar.
A pesar de la evidencia de su impacto positivo, las iniciativas DEI están cada vez más bajo ataque. En 2021, el gobernador de Florida promulgó un proyecto de ley que prohíbe a las universidades públicas considerar la raza o el género en las decisiones de admisión. Otros estados están considerando una legislación similar y también ha habido llamados a retirar fondos a los programas DEI en colegios y universidades públicas.
El retroceso de las iniciativas DEI es un grave revés para el aprendizaje. Las iniciativas de DEI no se tratan sólo de crear un entorno más inclusivo en el campus; se trata de garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de triunfar. Cuando las iniciativas DEI retroceden, los estudiantes de entornos marginados son los que más sufren.
Estos retrocesos son particularmente preocupantes en un momento en que Estados Unidos se está volviendo cada vez más diverso. Al no tomar medidas para garantizar que todos los estudiantes se sientan bienvenidos e incluidos, los colegios y universidades no hacen ningún favor a sus estudiantes y al futuro de nuestro país.