La pandemia expuso una importante brecha digital en la educación superior. Muchos estudiantes que carecían de acceso a Internet o dispositivos confiables tuvieron dificultades para participar en clases en línea y completar tareas. Esta división persistió y exacerbó las desigualdades existentes, ya que los estudiantes de hogares de bajos ingresos y de zonas rurales se vieron afectados de manera desproporcionada. Cerrar la brecha digital es crucial para garantizar el acceso equitativo a la educación superior.
2. Estrés financiero
Las consecuencias económicas de la pandemia crearon dificultades financieras para muchas familias. Esto supuso una presión adicional para los estudiantes universitarios, que tal vez tuvieron que aceptar más trabajo o préstamos para cubrir sus gastos. El estrés financiero puede tener un impacto negativo en el rendimiento académico, las tasas de retención y la salud mental. Abordar los desafíos financieros que enfrentan los estudiantes universitarios es esencial para promover la equidad en la educación superior.
3. Falta de apoyo a los estudiantes marginados
La pandemia intensificó los desafíos que enfrentan los estudiantes marginados, incluidos los de familias de bajos ingresos, los estudiantes universitarios de primera generación y los estudiantes de color. Es posible que estos estudiantes hayan tenido que lidiar con mayores responsabilidades de cuidado, inseguridad habitacional u otras barreras para su educación. Muchas facultades y universidades no brindaron apoyo ni recursos adecuados a estos estudiantes durante la pandemia, lo que generó resultados desiguales. Garantizar que los estudiantes marginados tengan acceso al apoyo y los recursos que necesitan para tener éxito es esencial para lograr una mayor equidad en la educación superior.