1. Magma y lava: El enfriamiento y solidificación de la roca fundida (magma subterránea o lava sobre el suelo) forma rocas ígneas. La tasa de enfriamiento, la composición del magma y la presencia de gases influyen en la textura de roca resultante y la composición mineral.
2. Meteorización y erosión: El desglose de las rocas existentes a través de los procesos físicos (como la congelación/descongelación) o los procesos químicos (como la lluvia ácida) crea sedimentos. La erosión luego transporta este sedimento, a menudo por viento, agua o hielo, a nuevas ubicaciones. Este proceso es crucial en la formación de rocas sedimentarias.
3. Presión y calor: Las rocas existentes pueden transformarse por intenso calor y presión en lo profundo de la tierra. Este proceso, llamado metamorfismo, cambia la composición mineral y la textura de la roca sin derretirla por completo. Esto forma rocas metamórficas.
4. Procesos biológicos: Los organismos vivos pueden desempeñar un papel en la formación de rocas. Por ejemplo, la acumulación de conchas, huesos y materia vegetal puede formar piedra caliza y carbón. Los microorganismos también pueden contribuir a la formación de rocas sedimentarias al alterar la composición química del medio ambiente.