Calor del océano:
Las corrientes oceánicas cálidas, en particular las aguas profundas circumpolares (CDW), están transportando calor hacia las plataformas de hielo de la Antártida. Esta agua más cálida puede derretir el hielo desde abajo, provocando el colapso de las plataformas de hielo y acelerando el flujo de hielo interior hacia el océano.
Cambio de patrones de viento:
Los cambios en los patrones de circulación atmosférica, influenciados por fenómenos como el Modo Anular Sur (SAM), están provocando vientos más fuertes cerca de la costa de la Antártida. Estos vientos más fuertes empujan más aire caliente y humedad sobre las capas de hielo, lo que provoca un mayor derretimiento de la superficie.
Ríos atmosféricos:
Los "ríos atmosféricos", estrechos corredores de humedad concentrada en la atmósfera, son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático. Cuando estos ríos atmosféricos llegan a la Antártida, liberan grandes cantidades de precipitación, a menudo en forma de nieve. Sin embargo, si la temperatura de la superficie es lo suficientemente alta, esta nieve puede convertirse en agua de deshielo y contribuir al derretimiento de la superficie.
Colapso de la plataforma de hielo:
La pérdida de plataformas de hielo, ya sea por el calor del océano o por procesos mecánicos, tiene un efecto desestabilizador sobre las capas de hielo detrás de ellas. Las plataformas de hielo actúan como contrafuertes, frenando el flujo de hielo hacia el interior. Su eliminación permite que los glaciares fluyan más rápidamente hacia el océano, contribuyendo al aumento del nivel del mar.
Derretimiento subglacial:
El derretimiento también puede ocurrir en la base de las capas de hielo, donde entran en contacto con el suelo. Factores como el flujo de calor geotérmico desde el interior de la Tierra y la presencia de agua en la interfaz del lecho de hielo pueden contribuir al derretimiento subglacial y al adelgazamiento de la capa de hielo.
Es crucial señalar que estos procesos son complejos e interconectados, influenciados por la variabilidad climática natural, así como por cambios a largo plazo impulsados por el cambio climático inducido por el hombre. Comprender estos mecanismos es esencial para predecir el comportamiento futuro de las capas de hielo antárticas y su impacto en los niveles globales del mar.