>Bioerosión: Las esponjas pueden secretar ácidos y enzimas que descomponen los esqueletos de carbonato de calcio de los corales. Este proceso, conocido como bioerosión, puede hacer que las colonias de coral se debiliten y se vuelvan más susceptibles a sufrir daños.
>Depredación: Algunas especies de esponjas se alimentan de pólipos de coral, los pequeños animales que forman colonias de coral. Esta depredación puede reducir la cantidad de pólipos de coral en un arrecife, lo que puede provocar el deterioro del arrecife.
>Competencia por el espacio: Las esponjas también pueden competir con los corales por el espacio en el arrecife. Esta competencia puede impedir que las colonias de coral crezcan y se expandan, lo que puede provocar el declive del arrecife.
Además de estos efectos directos, las esponjas también pueden dañar indirectamente los arrecifes de coral al alterar el entorno del arrecife. Por ejemplo, las esponjas pueden liberar nutrientes en el agua que pueden provocar la proliferación de algas. Estas floraciones de algas pueden impedir que la luz solar llegue a los corales, lo que puede impedirles realizar la fotosíntesis y producir alimentos.
El daño causado por las esponjas a los arrecifes de coral es una grave amenaza para estos importantes ecosistemas. Los arrecifes de coral albergan una gran variedad de vida marina y también proporcionan importantes servicios ecosistémicos, como la protección costera y la producción de alimentos. La pérdida de arrecifes de coral puede tener un impacto devastador en el medio marino y en las comunidades humanas que dependen de ellos.