Cuando ocurre un desastre, conocer la diferencia entre un tifón y un huracán puede ser crucial para comprender los riesgos y prepararse para el impacto potencial. En esta publicación de blog, profundizaremos en las distinciones entre estos dos poderosos fenómenos climáticos, centrándonos en el tema “tifón versus huracán. .” Exploraremos los factores que contribuyen a su formación, intensidad y patrones globales. Al final, tendrá una comprensión más clara de los tifones y huracanes, lo que le permitirá tomar las precauciones necesarias para protegerse a sí mismo, a su familia y a su propiedad.
En esencia, los tifones y los huracanes son ciclones tropicales intensos que se forman sobre océanos tropicales cálidos y traen lluvias torrenciales, vientos fuertes y daños potencialmente catastróficos a las zonas costeras y del interior.
La principal diferencia entre estos dos sistemas meteorológicos radica en su ubicación geográfica.
Los tifones y los huracanes son ambos tipos de ciclones tropicales. Las depresiones tropicales y las tormentas tropicales también entran en esta categoría. Todos estos fenómenos meteorológicos se caracterizan por su sistema de baja presión de núcleo cálido y tormentas de viento destructivas que se forman sobre aguas tropicales o subtropicales.
Si bien los tifones y los huracanes caen bajo el paraguas de ciclones tropicales, difieren en términos de su ubicación geográfica y velocidad del viento.
La diferencia clave entre un tifón y un huracán es su ubicación. Los tifones se forman en el noroeste del Océano Pacífico, mientras que los huracanes ocurren en el Atlántico Norte, el Pacífico Norte central y el Pacífico Norte oriental.
Ha habido casos en los que una tormenta pasó de huracán a tifón o viceversa, como la tormenta Genevieve de 2014, que fue clasificada como súper tifón después de desplazarse desde el Pacífico central hacia el noroeste del Océano Pacífico.
La velocidad del viento es un elemento crítico para evaluar la fuerza y clasificación tanto de tifones como de huracanes. Estos sistemas climáticos suelen tener velocidades máximas sostenidas de viento de 74 mph (119 km/h) o más.
El ojo de un huracán, que es el centro de baja presión alrededor del cual gira la tormenta, puede proporcionar información valiosa sobre la intensidad y el impacto potencial de la tormenta.
Las velocidades máximas sostenidas del viento se utilizan para clasificar huracanes y tifones. Por ejemplo, una tormenta tropical es una intensificación de una depresión tropical, con velocidades de viento sostenidas entre 39 y 74 mph, mientras que una depresión tropical tiene velocidades de viento inferiores a 39 mph.
La clasificación de la categoría de un huracán se basa en la velocidad de los vientos de la tormenta, que van desde:
Los sistemas de categorización de huracanes y tifones son bastante diferentes. Los huracanes se clasifican utilizando la escala de vientos de huracanes de Saffir-Simpson, que clasifica las tormentas en categorías 1 a 5, basándose únicamente en la velocidad máxima sostenida del viento.
Los tifones, por otro lado, tienen un sistema de clasificación menos específico, siendo la única distinción “súper tifón”. Por ejemplo, un huracán de categoría 5 tiene velocidades de viento de más de 157 millas por hora, mientras que un súper tifón tiene velocidades de viento similares pero ocurre en el noroeste del Océano Pacífico.
Las temporadas de tifones y huracanes suelen ocurrir durante los meses de verano y otoño, y las horas pico varían según la ubicación. La temporada de huracanes en el Atlántico generalmente va del 1 de junio al 30 de noviembre, mientras que la temporada de tifones en el noroeste del Océano Pacífico suele estar activa de mayo a noviembre, y el Pacífico Sur también experimenta su propia temporada de ciclones.
En promedio, se producen de cinco a seis huracanes en el Océano Atlántico por año.
Algunos de los huracanes y tifones más importantes y destructivos de la historia incluyen:
Estos notables fenómenos meteorológicos han causado una destrucción catastrófica, lo que ha provocado la pérdida de vidas y propiedades y la interrupción de servicios esenciales.
Mantenerse informado, tener un plan de emergencia y abastecerse de suministros esenciales son pasos cruciales para prepararse y responder a tifones y huracanes. Mantenerse al tanto de las noticias locales, realizar un seguimiento de los pronósticos meteorológicos e inscribirse en alertas de emergencia son opciones viables para mantenerse informado sobre estos eventos climáticos.
Un plan de emergencia debe abarcar rutas de evacuación, información de contacto de emergencia y un protocolo para proteger el hogar. Se recomienda contar con un suministro adecuado de alimentos, agua, linternas, baterías y material de primeros auxilios.
Aún se están estudiando los efectos potenciales del cambio climático sobre la frecuencia, intensidad y distribución de tifones y huracanes en todo el mundo. Las investigaciones han indicado que ha habido una disminución del 13% en la frecuencia de los ciclones tropicales desde la época preindustrial, pero es probable que la intensidad de los ciclones tropicales aumente debido al calentamiento de la superficie del océano causado por el cambio climático.
Se espera que el aumento de las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Índico y el Océano Pacífico Sur, que pueden influir en la formación y el comportamiento de ciclones tropicales, sea resultado del cambio climático.
En conclusión, comprender las diferencias entre tifones y huracanes es esencial para prepararse mejor y responder a estos desastres naturales. Si bien ambos fenómenos meteorológicos son tipos de ciclones tropicales, difieren en su ubicación geográfica, velocidades del viento y sistemas de clasificación. Con el impacto potencial del cambio climático en la frecuencia e intensidad de estas tormentas, mantenerse informado y preparado es más importante que nunca.
Este artículo fue creado utilizando tecnología de inteligencia artificial.