1. Combustibles fósiles: Esto incluye carbón, petróleo y gas natural. Se forman a partir de los restos de organismos antiguos durante millones de años. Son recursos finitos y sus liberaciones de gases de efecto invernadero, contribuyen al cambio climático.
2. Energía nuclear: Esta fuente utiliza uranio, un elemento radiactivo, para generar electricidad. El uranio también es un recurso finito, y el proceso de generación de energía nuclear produce desechos radiactivos, planteando preocupaciones ambientales y de seguridad.
3. Gas natural: Un combustible fósil formado a partir de los restos de organismos antiguos, compuesto principalmente de metano. Si bien se quema más limpio que el carbón y el petróleo, sigue siendo un recurso no renovable y contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero.
4. esquisto de aceite: Una roca sedimentaria que contiene kerógeno, un material orgánico sólido. El calentamiento de la lutita de aceite libera aceite, pero el proceso es intensivo en energía y puede ser dañino en el medio ambiente.
Es importante tener en cuenta que estas fuentes no son renovables porque se consumen más rápido de lo que pueden reponerse en una escala de tiempo humana.