1. Abundancia y disponibilidad: El carbón es uno de los combustibles fósiles más abundantes a nivel mundial, lo que lo hace relativamente barato y fácilmente disponible en muchos países.
2. Infraestructura establecida: Las centrales eléctricas a carbón han sido la fuente de energía dominante durante décadas. La infraestructura existente, incluidas las centrales eléctricas, las operaciones mineras y las redes de transporte, ya está en su lugar.
3. Madurez tecnológico: La tecnología de combustión de carbón está bien establecida y confiable. La tecnología es madura y los procesos están bien entendidos, lo que lo hace relativamente simple de operar.
4. Costos iniciales más bajos: Las centrales eléctricas a carbón tienen costos de capital iniciales relativamente más bajos en comparación con otras fuentes de energía como la energía solar o el viento. Esto lo hace atractivo para algunos países, especialmente aquellos con recursos financieros limitados.
5. Fiabilidad: Las centrales eléctricas a carbón pueden proporcionar una fuente de electricidad consistente y confiable, especialmente durante los períodos máximos de demanda. Pueden operar continuamente, a diferencia de fuentes renovables como la energía solar y el viento, que son intermitentes.
Sin embargo, el uso de carbón viene con inconvenientes significativos:
* Contaminación ambiental: La quema de carbón libera cantidades significativas de gases de efecto invernadero (CO2, NOX, SO2), contribuyendo al cambio climático, la contaminación del aire y la lluvia ácida.
* Riesgos para la salud: Las centrales eléctricas a carbón son fuentes principales de contaminación del aire, que conducen a enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares y muertes prematuras.
* degradación de la tierra: La minería de carbón puede conducir a la erosión del suelo, la destrucción del hábitat y la contaminación del agua.
* Uso de agua: Las centrales eléctricas a carbón requieren grandes cantidades de agua para el enfriamiento y otros procesos, lo que lleva a la escasez de agua en algunas regiones.
Debido a estos inconvenientes, muchos países están eliminando las centrales eléctricas de carbón y cambiando hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles como la energía solar, el viento y la nuclear.
Si bien el carbón aún juega un papel en la generación de electricidad, su uso está disminuyendo a nivel mundial a medida que las naciones priorizan la sostenibilidad ambiental y la transición a un futuro de energía más limpia.