1. Calor: Esta es la forma más común de disipación de energía de una resistencia. Cuando la corriente fluye a través de una resistencia, los electrones chocan con los átomos en el material de la resistencia, transfiriendo la energía cinética a los átomos. Este aumento de la energía cinética se manifiesta como un aumento en la temperatura, lo que significa que la resistencia se calienta. Esta es la razón por la cual las resistencias a menudo se clasifican para su disipación de potencia, medidas en vatios (W).
2. Light: Algunas resistencias, especialmente aquellas hechas de materiales de alta resistencia como el carbono, pueden emitir un ligero brillo cuando se someten a altas corrientes. Esto se debe al calor generado, lo que puede hacer que la resistencia alcance las temperaturas donde comienza a emitir luz visible. Este efecto suele ser mínimo y no una función primaria de las resistencias.
Si bien estas son las dos formas más comunes de disipación de energía, vale la pena señalar que las resistencias también pueden emitir cantidades muy pequeñas de otras formas de energía, como ondas de sonido o radiación electromagnética. Sin embargo, estos son generalmente insignificantes en aplicaciones prácticas.