1. Consistencia y comparabilidad:
* 100g: Esta unidad estándar permite una comparación fácil entre diferentes productos. Puede ver rápidamente qué producto proporciona más energía por cada 100 g, independientemente del tamaño del paquete.
* Tamaño de servicio: Es importante saber cuánta energía consume en una porción típica. Esto le ayuda a rastrear su consumo de calorías y tomar decisiones informadas sobre su dieta.
2. Conveniencia y practicidad:
* 100g: Esta unidad facilita el calcular el contenido de energía de diferentes porciones. Por ejemplo, si come 150 g de un producto, puede calcular fácilmente el contenido de energía multiplicando la energía por 100 g por 1.5.
* Tamaño de servicio: La mayoría de las personas no comen todo el paquete de comida a la vez. Enumerar la energía por porción hace que sea más fácil entender cuánta energía está consumiendo en una sola sesión.
3. Requisitos reglamentarios:
* Muchos países tienen regulaciones que requieren que las etiquetas de los alimentos incluyan la energía por cada 100 g y por porción. Esto garantiza que los consumidores tengan acceso a información clara y consistente.
4. Comprensión del consumidor:
* 100g: Es una unidad familiar de medición utilizada en muchos otros contextos.
* Tamaño de servicio: Esto ayuda a los consumidores a comprender la cantidad de alimentos que generalmente deberían consumir de una sola vez, lo que puede ser útil para el control de porciones.
5. Información nutricional:
* Proporcionar ambas unidades permite a los consumidores tomar decisiones informadas sobre su dieta. Pueden comparar diferentes productos en función de su contenido de energía por cada 100 g y considerar el tamaño de la porción al tomar decisiones.
En resumen, proporcionar la energía por cada 100 g y por servicio en las etiquetas de los alimentos hace que sea más fácil para los consumidores comparar productos, rastrear su consumo de calorías y tomar decisiones informadas sobre su dieta.