1. Melting (sólido a líquido): Cuando un sólido absorbe energía térmica, sus moléculas ganan energía cinética y vibran más vigorosamente. Finalmente, superan las fuertes fuerzas intermoleculares que las mantienen en una estructura de red fija. Aquí es donde entra en juego el calor latente de la fusión. Esta energía se usa para romper los enlaces entre las moléculas, lo que permite que la sustancia transique de un sólido a un líquido. La temperatura permanece constante durante este cambio de fase, a pesar de que se está agregando energía.
2. Vaporización (líquido a gas): De manera similar a la fusión, las moléculas en un líquido necesitan superar las fuerzas que las mantienen unidas para convertirse en un gas. Este proceso requiere la adición de calor latente de vaporización. Esta energía se usa para romper completamente los enlaces entre las moléculas, lo que les permite moverse libremente e independientemente en el estado gaseoso. Al igual que la fusión, la temperatura permanece constante durante este cambio de fase.