1. Nube inicial: Una protostar comienza como una nube gigante de gas y polvo, principalmente hidrógeno y helio, unido por su propia gravedad.
2. colapso gravitacional: La nube no es perfectamente uniforme. Las variaciones de densidad pequeñas hacen que algunas áreas tengan un poco más de gravedad que otras. Estas regiones más densas atraen más material, lo que hace que se vuelvan aún más densos. Esto crea un ciclo de retroalimentación positivo, lo que lleva al colapso de toda la nube.
3. movimiento interno: A medida que la nube colapsa, el material cae hacia el centro. Este movimiento interno significa que las partículas aceleran constantemente y ganan energía cinética.
4. colisiones y calor: A medida que las partículas se aceleran, chocan con más frecuencia y con mayor fuerza. Estas colisiones transfieren energía cinética a la energía térmica, lo que provoca que la temperatura del núcleo aumente.
5. Radiación y presión: A medida que el núcleo se calienta, comienza a irradiar energía hacia afuera. Esta radiación ejerce presión sobre el material infalible, ralentizando el colapso. Sin embargo, la gravedad continúa tirando, lo que lleva a un delicado equilibrio.
6. Fusión nuclear: A una cierta temperatura y presión, los átomos de hidrógeno en el núcleo comienzan a fusionarse, formando helio y liberando grandes cantidades de energía. Esta energía calienta aún más el núcleo, finalmente detiene el colapso y establece una estrella estable.
En esencia, el ProtoStar contratante es como una bola de gas gigante que cae en sí misma. La energía de esta caída se convierte en calor a través de colisiones, eventualmente desencadenando la fusión nuclear y el nacimiento de una estrella.
Aquí hay una analogía simplificada:imagina dejar caer una pelota desde una altura. A medida que cae, su energía potencial se convierte en energía cinética (movimiento), que luego se convierte en calor cuando llega al suelo. El mismo principio se aplica a una protostar, pero a una escala mucho más grande y más compleja.