Hay muchos tipos diferentes de combustibles que se pueden utilizar en cohetes, incluidos hidrógeno líquido, oxígeno líquido y propulsores sólidos. El tipo de combustible utilizado depende del diseño específico del cohete y de los requisitos de la misión.
El tipo de oxidante más común utilizado en los cohetes es el oxígeno líquido. El oxígeno líquido es un líquido criogénico que debe almacenarse a temperaturas muy bajas para permanecer líquido. Otros oxidantes que se pueden utilizar incluyen peróxido de hidrógeno y ácido nítrico.
El combustible y el oxidante se mezclan en una cámara de combustión, donde se encienden y queman. Los gases calientes producidos por la combustión son luego expulsados a través de la tobera del cohete, generando empuje.
La cantidad de empuje producido por un cohete depende del caudal másico de los propulsores y del impulso específico de los propulsores. El caudal másico es la cantidad de propulsores que se queman por segundo, mientras que el impulso específico es una medida de la eficiencia de los propulsores.
Los cohetes pueden alcanzar velocidades muy altas quemando sus propulsores muy rápidamente. El cohete Saturno V, que llevó a los humanos a la Luna, tenía un caudal másico de más de 10.000 libras por segundo y un impulso específico de más de 450 segundos. Esto permitió al Saturn V producir más de 7,5 millones de libras de empuje, suficiente para elevar el cohete y su carga útil al espacio.