Si bien las máquinas pueden hacer que las tareas sean más fáciles y eficientes al alterar la dirección o magnitud de la fuerza aplicada, no pueden crear energía de la nada. De hecho, debido a factores como la fricción y las ineficiencias en la transferencia de energía, las máquinas suelen requerir una entrada de energía ligeramente mayor en comparación con la producción que producen.
La principal ventaja de las máquinas es su capacidad para modificar la naturaleza de la fuerza o energía aplicada para lograr objetivos específicos. Por ejemplo:
Palancas:las palancas nos permiten aplicar una fuerza menor en una distancia más larga para mover objetos más pesados, esencialmente intercambiando distancia por fuerza.
Planos inclinados (rampas):los planos inclinados reducen la cantidad de fuerza necesaria para levantar objetos al distribuir el esfuerzo en una distancia más larga.
Poleas:Las poleas cambian la dirección de la fuerza aplicada, lo que facilita levantar o mover objetos en direcciones específicas.
Engranajes:Los engranajes pueden alterar la velocidad, el par y la dirección del movimiento mecánico, permitiendo una transferencia eficiente de energía entre componentes giratorios.
Si bien estas máquinas no reducen la energía total requerida para una tarea, pueden hacer que las tareas sean más fáciles y convenientes al transformar y redirigir la fuerza aplicada por humanos o fuentes de energía externas.