Una lupa, también conocida como lente convergente, sufre una transformación de energía de energía luminosa a energía térmica. Cuando la luz solar o artificial pasa a través de la lente, se refracta o se desvía hacia el punto focal de la lente. Esta concentración de energía luminosa da como resultado un aumento de temperatura en el punto focal. Esta energía térmica transformada puede ser lo suficientemente intensa como para quemar objetos o encender materiales inflamables.