Cuando una sustancia se congela, las moléculas de la sustancia se ralentizan y se vuelven más ordenadas. Esto significa que las moléculas tienen menos energía para moverse, lo que significa que la energía térmica de la sustancia disminuye.
La cantidad de energía térmica que se libera cuando una sustancia se congela se llama calor de fusión. El calor de fusión es una medida de cuánta energía se requiere para romper los enlaces entre las moléculas de una sustancia y permitirles formar nuevos enlaces en estado sólido.
El calor de fusión de una sustancia es diferente para diferentes sustancias. Por ejemplo, el calor de fusión del agua es 334 J/g, mientras que el calor de fusión del hielo es 600 J/g. Esto significa que se necesita más energía para derretir el hielo que para derretir el agua.
El calor de fusión también se ve afectado por la presión de la sustancia. Por ejemplo, el calor de fusión del agua a presión atmosférica es de 334 J/g, mientras que el calor de fusión del agua a una presión de 1000 atmósferas es de 374 J/g. Esto significa que se necesita más energía para derretir hielo a una presión más alta que para derretir hielo a una presión más baja.