Por ejemplo, una central eléctrica alimentada por carbón puede tener una capacidad de 1.000 MW, lo que significa que puede generar hasta 1.000 millones de vatios de electricidad. De manera similar, una planta de energía nuclear o un parque solar o eólico a gran escala pueden tener capacidades de cientos de megavatios.
La capacidad de una central eléctrica es importante porque ayuda a determinar cuánta electricidad puede aportar a la red eléctrica general. Las centrales eléctricas con mayor capacidad son generalmente más eficientes y pueden proporcionar un suministro de electricidad más confiable para satisfacer las necesidades de los consumidores y las industrias.