La energía térmica siempre fluye de un objeto más caliente a un objeto más frío. Esto se debe a que el calor es una forma de energía que se transfiere mediante el movimiento de moléculas. Cuando dos objetos entran en contacto, las moléculas del objeto más caliente se mueven más rápido que las moléculas del objeto más frío. Esto hace que las moléculas del objeto más caliente transfieran parte de su energía a las moléculas del objeto más frío. La transferencia de energía continúa hasta que los dos objetos alcanzan el equilibrio térmico, que es cuando los dos objetos están a la misma temperatura.