La energía del sol viaja a la Tierra en forma de radiación electromagnética, que incluye luz visible, luz ultravioleta y radiación infrarroja. Las plantas utilizan la energía del sol para realizar la fotosíntesis, que convierte el dióxido de carbono y el agua en glucosa y oxígeno. Este proceso crea el alimento del que dependen todos los animales para sobrevivir.
Además de proporcionar la energía que impulsa la cadena alimentaria, el sol también calienta la atmósfera y los océanos de la Tierra, y produce los vientos y otros patrones climáticos que afectan nuestro clima. Sin la energía del sol, la vida en la Tierra no sería posible.