La energía utilizada por la mayoría de los organismos proviene del sol. Las plantas, mediante el proceso de fotosíntesis, aprovechan la energía de la luz solar y la convierten en energía química almacenada en glucosa. La glucosa sirve como fuente de energía primaria para las plantas y también es consumida por los animales que se alimentan de plantas. A través del proceso de respiración celular, los animales descomponen la glucosa y liberan la energía química almacenada para alimentar diversos procesos metabólicos, incluida la contracción muscular, el crecimiento de tejidos y la reproducción. En última instancia, la gran mayoría de los organismos de la Tierra dependen del sol como fuente original de energía, ya sea directa o indirectamente.