Alto contenido de carbono: El carbón se produce quemando madera u otros materiales orgánicos en un ambiente controlado con oxígeno limitado. Este proceso, conocido como pirólisis, elimina compuestos volátiles y humedad, dejando una forma de carbono altamente concentrada.
Compuestos de baja volatilidad: A diferencia de la madera u otros combustibles que contienen altas cantidades de compuestos volátiles, el carbón vegetal tiene una concentración significativamente menor de estas sustancias. Los compuestos volátiles son responsables de producir llamas cuando se queman, ya que se vaporizan y reaccionan con el oxígeno rápidamente.
Combustión lenta: La estructura densa y el alto contenido de carbono del carbón vegetal contribuyen a su lenta velocidad de combustión. Como resultado, el carbón sufre un proceso llamado "incandescencia" durante la combustión. Durante la incandescencia, el carbón se calienta gradualmente y brilla sin producir llamas importantes.
Combustión incompleta: El carbón sufre principalmente una combustión incompleta, donde no hay suficiente oxígeno presente para oxidar completamente todo el carbono. Esta combustión incompleta genera monóxido de carbono (CO) y libera calor en forma de brasas en lugar de llamas.
Falta de oxígeno: Si el carbón no recibe suficiente oxígeno, el proceso de combustión queda incompleto. Esto da como resultado la ausencia de llamas visibles y la formación de monóxido de carbono, que es un gas incoloro, inodoro y tóxico.
En resumen, el bajo contenido volátil del carbón, su lenta velocidad de combustión y su alto contenido de carbono contribuyen a su capacidad para quemarse sin producir llamas importantes. En lugar de llamas, el carbón vegetal arde principalmente y libera calor mediante una combustión incompleta. Sin embargo, es esencial garantizar una ventilación y un suministro de oxígeno adecuados para evitar la acumulación de monóxido de carbono tóxico al utilizar carbón.