En condiciones atmosféricas normales, la concentración de oxígeno en el aire es aproximadamente del 21%, mientras que la concentración de dióxido de carbono es aproximadamente del 0,03%.
El oxígeno es esencial para la respiración aeróbica, el proceso mediante el cual las células convierten la glucosa en energía. Una disminución de la concentración de oxígeno en el aire (hipoxia) puede provocar una serie de efectos adversos para la salud, entre ellos:
* Dificultad para respirar
* Ritmo cardíaco rápido
* Confusión
* Pérdida del conocimiento
* Muerte
El dióxido de carbono se produce como producto de desecho de la respiración aeróbica. Un aumento en la concentración de dióxido de carbono en el aire (hipercapnia) puede provocar una serie de efectos adversos para la salud, que incluyen:
* Dolor de cabeza
* Somnolencia
* Náuseas
* Vómitos
* Pérdida del conocimiento
* Muerte
Estos efectos pueden progresar rápidamente y una persona que está expuesta a altos niveles de oxígeno y dióxido de carbono durante un período prolongado puede desarrollar insuficiencia respiratoria y morir.
Si la concentración de oxígeno en el aire bajara al 0,03% y la concentración de dióxido de carbono aumentara al 21%, el cuerpo humano no podría sustentar la vida por mucho tiempo. En cuestión de minutos, una persona expuesta a estas condiciones probablemente experimentaría hipoxia e hipercapnia graves, lo que provocaría la pérdida del conocimiento y la muerte.