En la fisión, el núcleo de un átomo se divide en dos o más núcleos más pequeños, liberando una gran cantidad de energía. La cantidad de energía liberada está determinada por la masa del núcleo que se divide y la energía de enlace del núcleo. La energía de enlace es la energía que mantiene unido al núcleo y es proporcional al número de protones y neutrones en el núcleo.
El uranio tiene un núcleo mucho más grande que el carbono, con 92 protones y 143 neutrones, en comparación con los 6 protones y 6 neutrones del carbono. Esto significa que el uranio tiene una energía de enlace mucho mayor que el carbono. Por lo tanto, cuando se divide un núcleo de uranio, se libera más energía que cuando se divide un núcleo de carbono.
De hecho, la energía producida en la fisión de un solo átomo de uranio equivale a la energía producida al quemar varias toneladas de carbón. Por eso el uranio se utiliza como combustible en las centrales nucleares, mientras que el carbono no.