Los psicólogos han descubierto que, si bien tener suficiente dinero para cubrir las necesidades básicas puede contribuir al bienestar subjetivo, la correlación entre el dinero y los niveles de felicidad tiende a disminuir a medida que los ingresos aumentan más allá del punto de satisfacer las necesidades. Esto sugiere que el dinero puede hacerte más feliz si estás luchando por satisfacer tus necesidades básicas, pero más allá de cierto punto, el dinero adicional no necesariamente conduce a una mayor felicidad.
Factores como relaciones personales sólidas, un trabajo significativo, oportunidades de crecimiento personal y un sentido de propósito o realización desempeñan un papel importante en la configuración de la felicidad general y la satisfacción con la vida. Estos elementos no dependen necesariamente de posesiones materiales o riqueza financiera. Además, las personas con menos dinero pueden encontrar la felicidad en placeres y experiencias simples, mientras que aquellos con riqueza pueden enfrentar diferentes desafíos y factores estresantes.
También vale la pena señalar que el dinero no puede comprar algunas cosas que son esenciales para la felicidad, como la buena salud, las relaciones satisfactorias o la paz interior. Además, las personas que valoran las posesiones materialistas o se comparan con otros en función de la riqueza pueden experimentar menos felicidad a pesar de tener más dinero.
En resumen, si bien el dinero ciertamente puede contribuir a la felicidad al satisfacer las necesidades básicas y brindar acceso a ciertas oportunidades, no es el único determinante de la felicidad. El bienestar psicológico abarca varios factores más allá de los recursos financieros, incluidas las relaciones personales, el bienestar emocional, la realización y el sentido de propósito.