1. Fermentación Entérica: Las vacas y otros animales lecheros producen metano, un potente gas de efecto invernadero, como subproducto de la digestión de sus alimentos. El proceso de fermentación que ocurre en sus sistemas digestivos libera metano a la atmósfera cuando eructan o exhalan. El metano tiene un potencial de calentamiento global 25 veces mayor que el dióxido de carbono en un período de 100 años.
2. Gestión del estiércol: Las granjas lecheras generan grandes cantidades de estiércol, que también puede liberar metano y óxido nitroso si no se gestiona adecuadamente. Cuando el estiércol se almacena en lagunas o pozos, se produce una descomposición anaeróbica que produce metano. El estiércol almacenado o aplicado incorrectamente también puede liberar óxido nitroso, otro potente gas de efecto invernadero.
3. Producción de piensos: El cultivo de piensos para el ganado lechero requiere cantidades significativas de fertilizantes, especialmente fertilizantes a base de nitrógeno. La producción y aplicación de fertilizantes nitrogenados contribuyen a las emisiones de óxido nitroso. El óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero más frecuente en la atmósfera y tiene un potencial de calentamiento global 298 veces mayor que el dióxido de carbono.
4. Transporte: El transporte de leche y productos lácteos desde las granjas hasta las plantas procesadoras y los centros de distribución también contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Los camiones y vehículos frigoríficos utilizados con estos fines consumen combustibles fósiles, liberando dióxido de carbono y otras emisiones.
5. Cambios en el uso del suelo: La conversión de tierras para la producción lechera, como la tala de bosques para pastos o el cultivo de cultivos forrajeros, puede provocar deforestación y la liberación a la atmósfera de dióxido de carbono almacenado. Además, las granjas lecheras pueden contribuir a la degradación del suelo y los hábitats naturales, reduciendo aún más el secuestro de carbono y contribuyendo al cambio climático.
Para abordar las emisiones de gases de efecto invernadero de las granjas lecheras es necesario adoptar prácticas sostenibles, incluidos sistemas mejorados de gestión del estiércol, producción eficiente de piensos, gestión optimizada del pastoreo e integración de energías renovables.