Al capturar imágenes de vídeo infrarrojo de colibríes, los científicos pueden observar cómo las aves regulan su temperatura corporal. La cámara infrarroja detecta la radiación de calor emitida por los cuerpos de los colibríes, lo que permite a los investigadores visualizar cómo se distribuye y disipa el calor.
Una observación clave del vídeo infrarrojo es que los colibríes tienen una alta relación superficie-volumen. Esto significa que tienen mucha superficie de piel en relación con su tamaño corporal, lo que facilita el intercambio eficiente de calor con el medio ambiente. Los colibríes también tienen vasos sanguíneos especializados cerca de la piel que ayudan a disipar el calor. Estos vasos sanguíneos se dilatan cuando el colibrí está caliente, lo que permite que fluya más sangre cerca de la superficie de la piel y libere calor al aire.
El vídeo infrarrojo también revela que los colibríes utilizan sus alas para ayudar a disipar el calor. Cuando un colibrí flota o vuela, sus alas crean un flujo de aire sobre el cuerpo, lo que ayuda a enfriar al ave. Esto es especialmente importante durante el clima cálido, cuando los colibríes pueden pasar largos períodos de tiempo flotando en el aire mientras se alimentan.
En resumen, el vídeo infrarrojo proporciona información valiosa sobre cómo los colibríes disipan el calor para mantenerse frescos. La alta relación superficie-volumen, los vasos sanguíneos especializados y el uso de alas para disipar el calor contribuyen a la capacidad de los colibríes para mantener su temperatura corporal alta evitando el sobrecalentamiento.