En microgravedad, los fluidos corporales se desplazan hacia la cabeza y la parte superior del cuerpo. Esto puede provocar un aumento de la presión en la cabeza, lo que puede provocar dolores de cabeza, visión borrosa y congestión nasal. Para contrarrestar estos efectos, el cuerpo disminuye la cantidad de sangre que bombea al corazón y a los vasos sanguíneos. Esto conduce a una disminución de la presión arterial.
Al regresar a la Tierra, los astronautas experimentan un aumento repentino de la gravedad, y esto es un gran desafío. Durante los primeros días pueden estar postrados en cama y necesitarán usar trajes de compresión para ayudar a que su sistema circulatorio se reajuste. El corazón debe bombear rápidamente contra un gradiente de gravedad para garantizar que la sangre fluya a todas las partes del cuerpo. Los astronautas también pueden experimentar "hipotensión ortostática", una condición que hace que la presión arterial baje cuando se ponen de pie. Esto puede provocar mareos, desmayos y caídas.
Los astronautas pueden tardar varias semanas o incluso meses en adaptarse completamente a los efectos de la gravedad después de regresar a la Tierra. Es posible que necesiten someterse a fisioterapia y rehabilitación para ayudar a sus cuerpos a readaptarse. Algunos astronautas también experimentan cambios permanentes en su presión arterial, función cardíaca y otros problemas de salud.
Los efectos de la gravedad en el cuerpo humano son complejos y pueden tener un impacto significativo en la salud, especialmente de los astronautas que pasan largos períodos de tiempo en el espacio. Se están realizando investigaciones sobre los efectos de la microgravedad en el cuerpo y se espera que esta investigación nos ayude a comprender mejor los riesgos para la salud de los viajes espaciales y desarrollar estrategias para mitigarlos.