Una de las causas más comunes de fallo de la batería es el estrés. Cuando una batería está estresada, puede provocar que los materiales dentro de ella se rompan, lo que puede provocar una pérdida de energía e incluso un incendio.
Los investigadores han estado trabajando para comprender mejor cómo el estrés afecta a las baterías y recientemente han logrado un gran avance. Han descubierto que el estrés puede provocar la formación de un nuevo material dentro de la batería llamado "dislocación". Las dislocaciones son defectos en la estructura cristalina de los materiales de la batería y pueden debilitarla y hacerla más propensa a fallar.
Esta nueva comprensión de cómo el estrés afecta a las baterías podría conducir al desarrollo de nuevas formas de protegerlas y prolongar su vida útil. Por ejemplo, los investigadores podrían desarrollar nuevos materiales que sean más resistentes al estrés o diseñar nuevas estructuras de baterías que tengan menos probabilidades de sufrir estrés.
Al comprender el papel que desempeña el estrés en las fallas de las baterías, los investigadores están un paso más cerca de desarrollar baterías más duraderas que puedan alimentar nuestros dispositivos durante muchos años.