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    Por qué las madres casadas terminan haciendo más tareas domésticas cuando empiezan a ganar más que sus maridos
    La noción de que las madres casadas terminan haciendo más tareas domésticas y cuidando a los niños a pesar de ganar más que sus maridos tiene sus raíces en varios factores interconectados:

    Normas sociales de género:

    Muchas sociedades todavía mantienen expectativas tradicionales sobre los roles de género, según las cuales las mujeres son las principales responsables de las tareas domésticas y la gestión del hogar, incluso cuando siguen carreras profesionales. Estas normas sociales a menudo llevan a las madres casadas a asumir una parte importante de las responsabilidades del hogar, independientemente de su situación económica.

    División del Trabajo:

    Tradicionalmente, la división de las responsabilidades del hogar ha sido desigual:las mujeres tradicionalmente asumían más tareas relacionadas con la limpieza, la cocina y la crianza de los niños, mientras que los hombres se dedicaban a las reparaciones del hogar y al trabajo en el jardín. Esta división del trabajo puede persistir incluso cuando las mujeres ganan más que sus parejas.

    Disponibilidad y flexibilidad horaria:

    En promedio, las mujeres todavía dedican más tiempo que los hombres al trabajo doméstico no remunerado. Esta diferencia horaria se atribuye en parte al hecho de que es más probable que las mujeres trabajen en empleos flexibles que les permitan equilibrar sus compromisos profesionales y personales. Para las madres casadas, esto puede significar dedicar más tiempo a las tareas del hogar incluso cuando ganan más.

    Equilibrio entre vida personal y laboral:

    Equilibrar las responsabilidades laborales y familiares puede resultar especialmente difícil para las madres, especialmente para aquellas con trabajos exigentes. Ganar más dinero puede agregar presión y estrés para manejar ambos aspectos, lo que dificulta dejar de lado las responsabilidades del hogar, incluso si pueden pagar la ayuda.

    Expectativas culturales:

    Las expectativas culturales y familiares también pueden influir en la dinámica del hogar. Algunas culturas podrían perpetuar la idea de que las mujeres son más adecuadas para las tareas domésticas o considerar que es un deber de la mujer mantener el hogar, independientemente de su situación económica.

    Negociaciones dentro de la relación:

    La dinámica de poder dentro de una relación también puede afectar la forma en que se dividen las responsabilidades del hogar. Si uno de los socios se siente más involucrado en la relación o considera que su papel es complementario, es posible que esté más dispuesto a asumir más tareas no remuneradas incluso cuando gana más.

    Acceso limitado a cuidado infantil asequible:

    El cuidado infantil asequible y fiable sigue siendo un desafío importante para los padres que trabajan, especialmente para las parejas casadas. El costo del cuidado de los niños puede ser prohibitivo o limitar las opciones disponibles. Como resultado, las madres pueden sentirse obligadas a compensarlo haciendo más tareas domésticas y cuidando a los niños, incluso cuando ganan más.

    Abordar las razones por las que las madres casadas terminan haciendo más tareas domésticas a pesar de ganar más que sus maridos requiere un esfuerzo consciente tanto a nivel social como individual. Implica cambiar las normas de género, fomentar la división equitativa del trabajo y reconocer la importancia del equilibrio entre la vida laboral y personal de ambos socios. Además, las políticas de apoyo, como opciones asequibles de cuidado infantil y acuerdos laborales flexibles, pueden desempeñar un papel fundamental para acabar con estos patrones de género.

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