La temperatura en la atmósfera superior generalmente aumenta con la altitud debido a la absorción de la radiación solar por el ozono y otras moléculas. Secar la atmósfera superior implicaría reducir la cantidad de vapor de agua presente en esta región. Dado que el vapor de agua es un gas de efecto invernadero que absorbe y reemite radiación infrarroja, su eliminación podría provocar una disminución de la temperatura de la atmósfera superior.
Sin embargo, es importante señalar que secar la atmósfera superior no es un enfoque práctico ni factible para mitigar el calentamiento global. La cantidad de vapor de agua en la atmósfera superior es relativamente pequeña en comparación con la cantidad total de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre. Eliminar el vapor de agua de la atmósfera superior tendría un impacto limitado en el efecto invernadero general y en las temperaturas globales.
Además, el proceso de secado de la atmósfera superior sería muy complejo y probablemente implicaría importantes consecuencias no deseadas. Requeriría proyectos de ingeniería a gran escala que podrían tener impactos impredecibles en el clima y el medio ambiente de la Tierra.
En lugar de centrarse en secar la atmósfera superior, los científicos están explorando diversas vías de investigación para abordar el calentamiento global, como la transición a fuentes de energía renovables, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la mejora de la eficiencia energética y la inversión en estrategias de adaptación al clima. Estos enfoques se consideran soluciones más prácticas, efectivas y sostenibles para mitigar el cambio climático.