En su libro "La nueva geografía del empleo", Moretti profundiza en las fuerzas económicas que dan forma al desarrollo urbano y al ascenso de los rascacielos. Sostiene que el factor que impulsa la construcción de edificios altos es la escasez de terreno en las zonas urbanas densas. A medida que las ciudades se vuelven más pobladas, el costo del terreno aumenta, lo que hace que sea económicamente ventajoso construir verticalmente en lugar de horizontalmente.
Los rascacielos, al apilar pisos sobre pisos, permiten maximizar el valioso espacio urbano. Acomodan a más residentes, empresas y otras actividades dentro de un espacio limitado. Este diseño compacto contribuye a la eficiencia de la planificación urbana, reduciendo la necesidad de una expansión excesiva y preservando terrenos valiosos para otros usos.
Además, Moretti destaca la importancia de las economías de aglomeración en el contexto de los rascacielos. Las economías de aglomeración se refieren a los beneficios que surgen cuando las empresas y los individuos están ubicados cerca unos de otros. En áreas urbanas densas, la proximidad fomenta la colaboración, el intercambio de conocimientos y el acceso a servicios especializados. Los rascacielos, al concentrar personas y actividades en un solo lugar, potencian estos efectos de aglomeración, lo que conduce a una mayor productividad e innovación.
La verticalidad de los rascacielos también permite la creación de distintos barrios dentro de una única estructura. Los diferentes pisos pueden adaptarse a usos específicos, como residencial, comercial o minorista. Esta zonificación vertical permite la segregación eficiente de actividades manteniendo al mismo tiempo un acceso conveniente a diversos servicios dentro del mismo edificio.
Además, los rascacielos sirven como símbolos de prestigio y poder corporativo. A menudo se asocian con empresas exitosas y lugares emblemáticos que definen el horizonte de una ciudad. El deseo de hacer una declaración y obtener reconocimiento puede motivar a los desarrolladores a traspasar los límites del diseño arquitectónico y la ingeniería, lo que resulta en la construcción de edificios cada vez más altos.
Sin embargo, la búsqueda de la altura también conlleva desafíos como mayores costos de construcción, complejidades de ingeniería y posibles impactos ambientales. Los edificios altos requieren soluciones de ingeniería más sofisticadas para garantizar la estabilidad estructural, el consumo eficiente de energía y medidas de seguridad. También existen preocupaciones sobre la huella ambiental de los rascacielos, incluido su uso de energía y el impacto en los microclimas locales.
A pesar de estos desafíos, el atractivo de los rascacielos sigue siendo fuerte y su presencia continúa dando forma a los horizontes de ciudades de todo el mundo. Representan el ingenio, la aspiración y la búsqueda duradera de la humanidad por alcanzar los cielos. Mientras el suelo urbano siga siendo escaso y persistan las ventajas de la aglomeración, es probable que el amor mundial por los rascacielos perdure.