Los delfines logran esta notable eficiencia energética mediante una combinación de varios factores. En primer lugar, tienen cuerpos aerodinámicos que reducen la resistencia en el agua. En segundo lugar, tienen músculos y tendones poderosos que les permiten generar una potencia tremenda sin desperdiciar energía. En tercer lugar, su piel tiene una capa especial de grasa que ayuda a reducir la fricción. Por último, utilizan una técnica de natación única llamada "fluking", que implica mover las aletas de la cola hacia arriba y hacia abajo en lugar de de lado a lado. Este método crea menos resistencia y permite a los delfines impulsarse a través del agua de manera más eficiente.
Como resultado de estas adaptaciones, los delfines pueden nadar durante largos períodos de tiempo y cubrir grandes distancias con un gasto mínimo de energía, lo que les permite prosperar en su entorno acuático y convertirlos en uno de los nadadores más eficientes del reino animal.