En un esfuerzo por ahorrar energía y reducir las emisiones de carbono, muchos países han aumentado sus estándares de eficiencia para las bombillas. En los Estados Unidos, la mayoría de los fabricantes han dejado de fabricar bombillas incandescentes estándar de 100 vatios, a partir de 2013, con bombillas de menor voltaje para 2014. Los consumidores pueden optar por bombillas halógenas, LED y fluorescentes compactas más eficientes para reemplazar a las incandescentes ineficientes. Estas bombillas de ahorro de energía tienen sus propias ventajas y desventajas que considerar.
Ahorre energía
Las bombillas de bajo consumo producen una cantidad similar de luz a las bombillas incandescentes mientras usan una fracción de la energía. Las cifras de vapores varían de un fabricante a otro, pero las bombillas equivalentes de 100 vatios pueden usar unos 70 vatios en el caso de las bombillas halógenas, y unos 25 vatios para bombillas LED y fluorescentes compactas o lámparas fluorescentes compactas. Esto significa que los bulbos son mucho más baratos de usar, reducen sus facturas de electricidad y disminuyen su huella de carbono. Como efecto secundario, el menor uso de energía y la conversión más eficiente de energía en luz significa que las bombillas CFL y LED tienden a apagar menos calor que otros diseños. < Long Lifespan Si bien las bombillas que ahorran energía pueden costar más al principio, estos dispositivos pueden pagarse a sí mismos a través del ahorro de energía durante un período de vida mucho mayor. Una bombilla incandescente típica puede durar de 1,000 a 2,000 horas antes de quemarse. Las bombillas fluorescentes compactas tienen una vida útil cercana a las 10,000 horas, mientras que las bombillas LED podrían durar de 25,000 a 50,000 horas o más antes de fallar. La vida útil precisa de una bombilla depende en gran medida de los patrones de uso y las condiciones ambientales, pero los consumidores pueden esperar pasar considerablemente más tiempo entre los cambios de la bombilla cuando cambian a bombillas de bajo consumo. Preocupaciones de seguridad Un diseño de ahorro de energía, el fluorescente compacto, ha planteado problemas de seguridad debido a los materiales utilizados en su diseño. Las CFL contienen una pequeña cantidad de mercurio, suficiente para presentar un riesgo para la salud si se rompe la bombilla. Además, cuando una CFL llega al final de su vida útil, la electrónica en la base de la bombilla se autodestruye como medida de seguridad. Este proceso puede producir una nube de humo e incluso quemar la carcasa de plástico. En un caso notable, las bombillas de primera generación mal diseñadas causaron incendios menores durante este proceso.