1. Meteorización y erosión:
- El agua de lluvia es ligeramente ácida, disolviendo rocas y minerales en la tierra. Este proceso libera iones, incluidos el sodio (Na+) y el cloruro (Cl-), que son los componentes principales de la sal.
- Los ríos llevan estos iones disueltos al océano.
2. Actividad volcánica:
- Los volcanes submarinos y los respiraderos hidrotérmicos liberan minerales disueltos, incluidas sales, en el océano.
3. Respiraderos hidrotérmicos:
- Estos respiraderos liberan agua caliente y rica en minerales de la corteza terrestre, contribuyendo aún más a la salinidad del océano.
4. Evaporación:
- Cuando el agua de mar se evapora, las moléculas de agua dejan atrás las sales disueltas, aumentando la concentración de sal en el agua restante.
5. Corrientes oceánicas:
- Las corrientes oceánicas distribuyen la sal en todo el océano, asegurando un nivel de salinidad relativamente consistente.
6. Balance:
- Aunque la sal se agrega constantemente al océano, también se elimina a través de procesos como precipitación, absorción biológica por organismos marinos y deposición en sedimentos. Esto crea un equilibrio natural que mantiene la salinidad del océano.
El resultado:
- Durante millones de años, estos procesos han dado como resultado que el océano acumule una gran cantidad de sales disueltas, dándole su salinidad característica. La salinidad promedio del océano es de aproximadamente 3.5% (35 partes por mil).
nota:
- La salinidad del océano puede variar según la ubicación, la profundidad y los factores como las tasas de evaporación y la entrada de agua dulce.
- Algunas regiones, como el mar Mediterráneo, tienen una mayor salinidad debido a una mayor evaporación.
- Las áreas cerca de la desembocadura del río o los glaciares tienen una salinidad más baja debido a la afluencia de agua dulce.